El tremendo esfuerzo del Atlético con nueve jugadores no tuvo recompensa

El Atlético de Madrid ha despedido el año derrotado en el Vicente Calderón ante un Espanyol que se encontró el partido abierto de par en par con las expulsiones de Agüero y Pernía. El equipo de Javier Aguirre, que se adelantó en el marcador y jugó casi toda la segunda mitad con nueve jugadores, aguantó casi hasta el final el empate, pero Luis García dejó a los rojiblancos sin un punto que habían luchado. El Espanyol mostró desde el principio su personalidad y su buen hacer. El equipo de Valverde anuló durante la primera media hora a un Atlético de Madrid que no era capaz de hilar jugadas y que en el centro del campo se las deseaba para imponerse. Ya en el primer minuto avisó Luis García con una falta directa al borde del área que acabó con el balón junto a un poste tras tocar en un jugador de la barrera rojiblanca. Los periquitos, colocados convenientemente en el campo, hacían la vida imposible a los centrocampistas rojiblancos, incapaces de conectar con los delanteros, que apenas olían el balón. Tamudo y compañía, por el contrario, sí hacían sufrir a la zaga rojiblanca, que debía multiplicarse ante las acometidas espanyolistas. Luis García volvió meter el miedo al Vicente Calderón en el minuto 16, cuando llegando por sorpresa desde atrás metía la cabeza tras un centro de Riera. El balón se marchó fuera, pero más de medio estadio lo vio dentro de la portería. El Atlético de Madrid no era capaz de quitarse de encima la presión de los jugadores de Valverde, que con el paso de los minutos se imponían con más claridad. Cléber Santana soltó un latigazo desde lejos en el 17 para que el Espanyol no se confiara, pero no era suficiente. Forlán hacía kilómetros sin parar, pero lejos de su hábitat, mientras el Kun siempre estaba bien marcado. En el minuto 20 el Espanyol se encontró con una oportunidad inmejorable, pero apareció la tremenda figura de Abbiati para meter una pierna y rechazar el balón tras un disparo de Coro. El jugador del Espanyol marcó a continuación, pero un asistente anuló el gol por fuera de juego. El Atlético vivía de la buena colocación de sus zagueros, que tiraban la línea siempre a tiempo para dejar en fuera de juego a Tamudo, Luis García o quien fuera. No había muchas ideas a la hora de atacar, pero al menos los de Javier Aguirre se mantenían firmes atrás. Llegó el minuto 30 y el partido cambió de manera radical. Un roce entre Marc Torrejón y Agüero acabó con el Kun en el vestuario tras serle mostrada una tarjeta roja. Esta jugada encendió al Vicente Calderón, que se puso a jugar convirtiéndose en otro jugador. Con la grada echando humo y apretando al rival, el Atlético se metió en el partido tirando de orgullo y casta. Y gracias a ello se encontró con una falta en el borde del área que nada más ser señalada tenía a un jugador predestinado para lanzarla. Era Simao y el portugués, como sucedió ante el Panathinaikos, no falló, colocando el balón incrustado en una escuadra. El Atlético había hecho lo más difícil y mantuvo el tipo hasta el descanso, pero aún había mucho partido por delante. El comienzo de la segunda parte no pudo ser peor para el Atlético de Madrid. Un córner lanzado por Luis García era rematado con el pecho por Tamudo en el segundo palo para hacer el gol del empate e instantes después Pernía era expulsado al ver la segunda amarilla. El Espanyol, que había regresado al campo mandando a placer, tenía el partido a tiro. Valverde no tardó en dar entrada al talentoso De la Peña, mientras Javier Aguirre buscaba lo contrario retirando a Maxi y metiendo en el campo a Antonio López. El balón era propiedad exclusiva del Espanyol, mientras los rojiblancos debían multiplicarse en defensa, empezando por Cléber Santana y siguiendo por Raúl García, que hacían un gran trabajo en el centro del campo. Los jugadores rojiblancos aguantaban el temporal a base de garra, pero también con mucho orgullo. Montar un buen ataque, con nueve en el campo, era tarea más que complicada, pero en el 57 lo hizo el Atleti y Forlán casi marca tras un gran cabezazo que obligó a Kameni a lucirse. Poco después el uruguayo se fabricaba una jugada en solitario, estrellando el balón en un costado de la portería. Pasaban los minutos y el Atlético se mantenía con vida. Cléber y Raúl García continuaban haciendo trabajo extra delante de una zaga que achicaba balones sin parar. Tamudo tuvo el gol en el 77, pero se encontró con un espléndido Abbiati. El Atlético era puro sufrimiento y casi al final, cuando tanto trabajo podía tener recompensa, apareció De la Peña para meter una gran asistencia a un Luis García que no perdonó. Este tanto ya fue definitivo, pues el Atlético, ya sin fuerzas, no pudo hacer nada para consumar un milagro.
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