El Atlético se cuela en Champions al ganar al Sevilla en un tremendo partido

Fue un partido vibrante, emocionante, inolvidable... Atlético de Madrid y Sevilla brindaron un partido grande de verdad, lo esperado cuando se enfrentan dos equipos que con tanta calidad en sus filas. El Atleti se llevó finalmente los tres puntos en un encuentro al que no faltó de nada, empezando por los goles. Los de Javier Aguirre se impusieron por 4-3 y de esta manera se cuelan en la zona Champions de la tabla. Le faltaron muy pocas cosas a la primera parte. Como a todo el partido... Hubo goles, intensidad, buen juego… El partido se puso en marcha de verdad nada más comenzar. Apenas había pasado un minuto de juego cuando Maniche abría el marcador. Maxi salvó sobre la línea de fondo el balón, Forlán remató, rechazó el balón Palop y el portugués, llegando desde atrás, batía al guardameta del Sevilla. El equipo de Manolo Jiménez no se resintió del tempranero gol y se puso a jugar. Tomó como algo propio el balón y de la mano de Keita se adueñó del partido por completo. Empezaban a llegar los sevillistas al área de Leo Franco con rapidez, empleando las bandas y con Koné y Luis Fabiano ayudando cuando tocaba. Así, en el minuto 14 Luis Fabiano lanzó una falta directa y el balón tocó en Maxi lo justo para engañar a Leo Franco. Si el Sevilla no acusó el gol de Maniche, lo mismo sucedió con el Atleti con el del brasileño, pues un par de minutos después se ponía nuevamente por delante. Luis García dibujó una parábola prefecta, Palop rechazó el balón y el Kun Agüero, en el lugar adecuado, metía la cabeza. El Vicente Calderón estallaba de nuevo. Este segundo tanto asentó en el campo al Atlético de Madrid y el dominio del balón empezó a repartirse a partes iguales. Un ataque de uno era contrarrestado por otro del rival. Pero en esto surgió un problema no esperado para Javier Aguirre, ya Forlán debía retirarse lesionado, entrando en su lugar Reyes. Maxi dejó la banda izquierda y pasó al centro, tanto para ayudar a los mediocampistas como a Agüero. La intensidad crecía minuto a minuto, con dos equipos pensando más en marcar que en defender. También había lugar para el juego duro, porque ninguno de los protagonistas regalaba lo más mínimo. El Atlético empezaba a controlar el partido, aunque siempre sin hacer la más mínima concesión ante un rival de una gran categoría. El equipo de Javier Aguirre, con un Maniche casi cojo, trataba de llegar al descanso en ventaja, pero un golpe de mala suerte lo evitó casi al final. Un centro que parecía intrascendente de Dani Alves desde lejos terminó con el balón en la portería de Leo. Zé Castro metió la cabeza y lo mandó donde no debía. Una pena, pues el portugués estaba completando una notable primera parte. La segunda parte comenzó con exceso de temperatura. La calentura duró lo que tardó Mejuto González en llamar a los dos capitanes para enfriar un partido que se estaba calentando demasiado. El juego no existía y todo pasaba por abajo, a ras de suelo, donde Atlético y Sevilla jugaban al límite del reglamento. La charla del colegiado dio resultado, pues todos entendieron que debían jugar y olvidarse de batallas que no venían a cuento. Simão compareció en el campo en el 58 en el lugar de Luis García con la misión de profundizar por la banda izquierda, mientras Manolo Jiménez apostaba por Duda y Kerzhakov. El partido se abría para ambos equipos, ya más centrados en manejar el balón que en derribar al contrario. Y bien que se notó. Si un equipo atacaba, el otro hacía lo mismo en cuanto recuperaba al balón. No había concesiones ni especulaciones de ninguna clase. El Atlético de Madrid no se venía abajo y, lo que es más importante, no había dado muestras de debilidad anímica por el gol de Zé Castro. Maniche estuvo cerca de sorprender a Palop desde muy lejos en el 58, dejando claro al Sevilla que los rojiblancos no iban a parar de mirar su portería. El Sevilla no se mostraba tan amenazante en ataque como en la primera parte, aunque la defensa atlética hacía mucho para que Leo no sufriera en exceso. El Atlético miraba de frente la portería de Palop y gracias a ese empeño y tesón volvió a adelantarse en el marcador. El Kun Agüero metió una maravillosa asistencia a Maxi, que en un remate acrobático y espectacular clavó el balón muy lejos del portero del Sevilla. Un tremendo gol que puso patas arriba el Vicente Calderón. Nada cambió con este gol, con dos equipos siguiendo en la misma línea. El Atlético no especuló y el propio Maxi, en el 81, obligó a lucirse a Palop con un gran remate desde fuera del área. El Sevilla siguió intentándolo, pero en un contraataque Jurado consiguió el cuarto gol, que no sería el último. Y es que la emoción se mantuvo intacta hasta el final, pues en tiempo de prolongación Luis Fabiano volvía a meter en el partido a su equipo. El Atlético, sin embargo, supo parar el partido para conseguir llegar al final con tres puntos que le colocan en el pelotón de los mejores.
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